Recuperando la inocencia "Confianza" (CAPÍTULO 6)

sábado, 7 de septiembre de 2013

Por la mañana al despertarme, veo la luz del sol penetrando por la ventana de mi habitación. Hoy va a ser un buen día seguramente. Después de ir al baño y de vestirme me dirijo hacia la cocina. Veo a Tommy sentado en la mesa con un periódico entre las manos. 

Está buscando trabajo. Siempre tiene trabajos temporales y se saca un dinero extra de los clientes por la noche. Es lo que desearía hacer yo al cumplir la mayoría de edad. Él tiene 20 años recién cumplidos así que no tiene ningún problema para trabajar.

- Buenos días - digo yo acercándome a la mesa.

- ¡Hola! – dice Tommy dejando a un lado el periódico y mirándome seriamente. 

Yo mientras tanto intento ver qué puedo desayunar. Estoy seguro de que Marc se quedó toda la noche con el señor Kazuyoshi y no me dejó preparado nada.

- Si estás buscando comida, aquí tienes lo que te ha preparado Marc esta mañana antes de ir al gimnasio.

Me enseña un plato que hay sobre la mesa junto a un vaso con zumo de naranja. Así que al final le dio tiempo de pasar por casa y prepararme el desayuno. Me coloco en la mesa para empezar a comer. Tommy no deja de seguirme con la mirada.

- ¿Sabes, Alex? – me dice Tommy de repente - yo entiendo que te gusta jugar el papel del “niño obstinado” con Marc. Y ya se lo he dicho a Marc muchas veces, que es culpa suya por mimarte tanto. Pero, te juro que si vuelves a hacer lo que le has hecho ayer y anoche, te tendrás que ver conmigo. ¿Cómo se te ocurre salir de casa sin anunciar a donde vas? Tu sabes muy bien como Marc se preocupa por ti ¿Te has parado a pensar alguna vez que mal lo pasa buscándote por todos los sitios de esta ciudad? ¿Sabes que mal me siento cuando veo que sufre y te busca desesperado pensando en las peores cosas que te podría pasar? ¿Qué cosa tan malditamente importante tenías que hacer como para no contestar por lo menos a uno de sus mensajes? Ayer no estuvo a su entrenamiento por culpa tuya: por estar buscándote desesperadamente a todos los lugares que le pasaba por la mente. El entrenador que tiene le ha propuesto obtener un puesto de entrenador personal en un centro que acaba de abrir un amigo suyo. Ayer tenía que hacer unas pruebas. El dueño del centro venía a ver a Marc, enseñando a un grupo de novatos para ver si lo contratan o no. Y Marc estaba realmente ilusionado con la idea…

Yo quiero interrumpirle para decir que no tenía ni idea sobre eso. Marc no me lo había contado pero Tommy continúa:

- Deja que termine, Alex - dice seriamente levantando un dedo hacía mi - Anoche hiciste lo mismo. Le has dejado solo con el cliente y te fuiste sin decir nada. Estaba muy preocupado porqué no contestabas al teléfono. Me llamó a mi para saber si he llegado a casa y para decirle si estás aquí o no. Estaba tan desesperado que apenas podía hablar. Maldita sea: ¿Cómo puedes ser tan cruel con él? Por la mañana cuando llegué le vi muy cansado. Nunca había visto así a Marc. Y aun así él va y te prepara el desayuno. Te molestas cuando te dicen que eres un niño ¿verdad, Alex? Pues si quieres que no te lo digan, no actúes como tal.

Yo bajo la mirada avergonzado. Tommy tiene razón. Le estoy causando a Marc muchos problemas. Sé que se preocupa demasiado por mí, pero no tenía ni idea de que con mi obstinado comportamiento le he hecho tanto daño.

- Lo siento, Tommy. Yo no…

- No me lo digas a mí, Alex - interrumpe Tommy - A mí no es a quién debes pedir disculpas. Mejor diselo a él. Toma - me enseña un sobre blanco que había sobre la mesa - esto lo ha dejado Marc. Es el dinero del cliente de anoche. Me tengo que marchar. Tengo una cita para un trabajo dentro de una hora, y con el tráfico que hay ahora por la mañana no quiero tardar - mira su reloj y se levanta de la silla. – Bueno Alex, espero que haya quedado bien claro lo que hemos hablado. – Yo asiento con la cabeza - Hasta luego - me dice y se va.

No sé qué hacer. Quiero pedirle disculpas a Marc ahora mismo. Así que voy a mi habitación y me cambio. Sé dónde está el gimnasio donde suele entrenar. Aunque nunca he llegado a entrar. Quiero ir hasta allí a pedirle disculpas por mi comportamiento, y luego le invitaré a comer. Salgo de casa y camino 5 minutos hasta dar con ese edificio. Entro y en la recepción una chica rubia me pregunta si tengo alguna cita.

- No... - contesto yo - Es que, en realidad, tengo que hablar con un amigo mío. Se llama Marc.

- Oh Marc – dice ella con unos ojos muy abiertos, como si ahora captará toda mi atención - No te preocupes, ahora mismo te llevaré hasta él - salta de la silla como si fuera un verdadero asunto muy importante. - Kelly - dice ella dirigiéndose hacia una chica morena en una oficina detrás. – Tengo que hacer una cosa. Quedate un rato. - la otra chica asiente sin hacerle mucho caso mirando los documentos que lleva sobre la mesa. 

La rubia sigue delante y se dirige a un ascensor. Entramos en el ascensor y ella me sonríe:

- ¿Hace mucho que conoces a Marc? ¿Sois buenos amigos? – me pregunta divertida.

- Si. Hace un año más o menos. Somos muy buenos amigos - mientras yo hablo ella se mira a si misma en el espejo del ascensor arreglándose el pelo.

- ¿Y sabes si tiene novia? - pregunta ella muy entusiasmada.

- No. Creo que no. – contesto yo. 

¿Cómo le voy a decir que está enamorado de un cliente y que se trata de un amor no correspondido?

- ¿No qué? ¿Qué no sabes? O ¿Qué no tiene? - pregunta ella más atenta ahora dejando de mirar en el espejo.

- No tiene novia. – digo yo en voz baja 

¿Qué le iba a decir? Era lo único que se me ocurrió decir. Ella casi salta de alegría cuando el ascensor se abre.

- Ven - me guía entusiasmada por un pasillo largo y luego se detiene delante de una puerta grande de color blanco. 
Entramos los dos y ella me hace una señal con la mano de que me quede en silencio y que la siga. En el centro de la sala hay un grupo de jóvenes vestidos con la típica vestimenta blanca de luchadores de artes marciales. Creo que son de la misma edad que yo. Un hombre de 50 años, el entrenador de Marc imagino, les está explicando algo y todos están muy atentos a los movimientos del hombre. Al lado del hombre veo a Marc, que se quedó mirándome desde que hemos entrado en la sala. 

La rubia se sienta en una silla y me da a mi otra para sentarme al lado de una pared. Observo como el entrenador gira hacía Marc y le da más indicaciones. Marc asienta con la cabeza como señal de que ha entendido su explicación y mientras los jóvenes hacen sus ejercicios Marc les corrige. Parece que el entrenador está muy satisfecho de las explicaciones que Marc da a cada uno de los alumnos. 

Los ejercicios de movimientos terminan y todos se quedan al margen dejando al centro únicamente a Marc y al entrenador que empiezan a luchar de verdad. Yo me quedo alucinado. Marc tiene una precisión en sus movimientos y está tan seguro de sí mismo que parece un luchador profesional. Su cuerpo parece moverse a un bello ritmo. Sus movimientos tienen cierta gracia y elegancia que no sé cómo describir. No parece una lucha de verdad. Parece arte. Me deja impresionado. Es fantástico. Nunca había visto este lado suyo.

- Por Dios... ¡¡¡Es tan guapo!!! - a mi lado la rubia parece tan fascinada y entusiasmada que no para de quedarse quieta en la silla. – ¿Sabes? – dice sin dejar de mirar a Marc - yo haría lo que fuera por tener a un hombre como él – muestra con la cabeza hacia Marc.

Ahora que lo pienso, Marc me había dicho que es bisexual. Prefiere los hombres pero también ha tenido relaciones con mujeres en el pasado. De hecho incluso tiene clientas de vez en cuando. Quizás si deja de amar al japonés podría encontrar a alguien que lo aprecie de verdad. 

Parece que la lección ha terminado ya que todos se vuelven hacía una habitación donde sobre un tablero arriba de la puerta escribe “vestuarios”. Marc se queda un momento para hablar con el entrenador, mientras que la rubia ya se dirige hacía ellos muy decidida. Casi no deja al entrenador que termine de hablar con Marc porque ella coge el brazo de Marc:

- Marc, has estado increíble - dice en voz alta interrumpiendo la conversación de los dos - No me puedo creer lo rápido que has llegado a ser todo un profesional.

El entrenador le dirige a la rubia una mirada fría. Luego se despide de Marc y se dirige hacia los vestuarios. Marc ni le hace caso a la chica. Viene hacia mi. La rubia aun está colgada de su brazo mientras que le explica a Marc que maravilloso es poder verle en las clases.

- ¡Hola! - dice sonriendo Marc.

- Hola Marc. Si quieres, te espero para que te prepares. Quería hablar contigo si no tienes planes después. - digo yo en voz baja. La rubia para de hablar y nos mira.

- Vale - asiente Marc - iré a tomar una ducha y a vestirme. Quedate aquí. Salgo en unos minutos. Janet - se dirige a la rubia - tengo un poco de prisa, si no te importa... - le hace una señal como para que deje su brazo.

- Ahh... yo pensaba que a lo mejor me acompañas para comer hoy - dice Janet con una falsa mirada de perrito abandonado.

- No Janet, ya te dije que no puedo - Marc intenta deshacerse del agarre de la chica.

- ¿Quizás otro día? – insiste Janet preguntando.

- Ya veremos - contesta Marc seriamente. 

Para mi, según su actitud, eso ha sido un "No". Pero la chica le deja marcharse dando saltitos de alegría como si hubiese ganado una batalla. Me dirige un “Adiós” y sale corriendo de la sala. 

Al cabo de 10 minutos, Marc sale de los vestuarios. Su pelo está aún mojado, pero le queda de maravilla. Parece como si lo hubiese hecho a propósito. Es muy sexy con el pelo así. Lleva una camiseta muy estrecha y se le puede notar los pectorales y el abdomen tan bien trabajados.

- Estoy listo - dice al entrar - ¿Dónde quieres ir? – pregunta.

- No lo sé... - contesto subiendo los hombros - cualquier lugar para comer.

- Entonces, ven. Hay un restaurante aquí cerca donde preparan buena comida y tienen postres que pintan muy bien. – sonríe. 

Al ver su sonrisa, me doy cuenta de que no está enojado conmigo. Aunque, eso no quiere decir que no le pediré disculpas por mi comportamiento. Al llegar al restaurante la camarera se ruboriza al verle hablar con ella diciéndole que queremos mesa para dos. 

¡¡Vaya!! Las chicas están locas por él. La camarera nos guía a una mesa cerca del mural de cristal que da a la calle. Nos sentamos y pedimos la comida. La camarera ni me mira cuando le hablo. Únicamente tiene ojos para Marc.

- Dime Alex, ¿Qué pasa contigo hoy? Me invitas a comer y hasta has venido al gimnasio. Es todo una novedad. - dice divertido echando su cuerpo atrás y cruzando sus brazos.

- Yo… He pensado que… - no sé cómo empezar - Marc, yo quería disculparme por lo de ayer. Tommy me contó que lo has pasado muy mal preocupándote por mí. He sido un tonto por no contestar al teléfono. Lo siento mucho, Marc. No volveré a hacer una cosa así.

- Así que... te estas disculpando porqué Tommy te ha echado la bronca – continua divertido Marc.

- No. No. No es así - digo yo intrigado - Tommy tiene razón. No he hecho bien las cosas - cierro los ojos y continuo - Marc, eres mi mejor amigo. De hecho mi único verdadero amigo. No quiero perderte. De verdad no quiero que te enfades conmigo. Sé que a veces soy un obstinado y un cabezota. Nunca pienso por los demás. Soy egoísta. No sé cómo me soportas, pero te tengo que dar las gracias por haberlo hecho hasta ahora. Yo solo quiero… deseo... no perderte... - Marc se queda mirándome por unos minutos. Lleva la misma mirada de compasión de siempre.

- Nunca podría estar enfadado contigo, Alex. – dice Marc con voz calma - Si me preocupo es porqué… - para de hablar por unos instantes. Apoya sus manos sobre la mesa y con su mano derecha toca mi mano acariciándola suavemente de forma circular. Su mano es tan grande y tan fuerte a diferencia de la mía – Creo que algo ha fallado en nuestra amistad, Alex... es decir, yo he fallado de algún modo… ya que siento que no confías en mi lo suficiente, y no sé cómo hacer que lo hagas. – Veo que sus ojos brillan. 

¿Está a punto de llorar? ¡¡Vaya!! ¿Tanto dolor le he causado?

- Claro que confío en ti, Marc. Eres la única persona del mundo en la que confío… – niego yo con vehemencia su afirmación.

- No, Alex. No lo haces - dice Marc retirando la mano - Lo único que me importa es que tu estés feliz y que estés bien. No quiero que sufras más, Alex. Aunque nunca me quieras mencionar algo de tu familia o de tu pasado, sé que hubo alguien quién te hizo daño y estoy seguro que eso tiene que ver con una cosa sexual también. Yo quiero con todas mis fuerzas ayudarte a superar lo de tu pasado. Y no me digas que está superado. Ya sabemos los dos muy bien que últimamente tienes muchas más pesadillas. Nunca me quieres contar sobre ello. Tampoco quieres ir a un profesional. Y encima de todo quieres conseguir tus propios clientes. Es decir, ir por ahy a encontrar cualquier loco pervertido para que te haga sufrir aún más. ¿Te has parado a pensar qué si encuentras a alguien que te hace el mismo daño que te hicieron en de el pasado? ¿Qué ocurriría entonces Alex? Yo sufro cada vez que te veo llorando entre mis brazos y creéme que nunca en mi vida he sentido tanta impotencia. Me es difícil ver que no confías suficientemente en mí como para darme alguna pista, algún indicio de lo que te pudo haber ocurrido y que sobretodo no me haces caso cuando te propongo lo de dejar este trabajo. No trato de presionarte, Alex, y sabes que nunca lo he hecho. Sé que esto es más difícil de lo que parece, pero yo quiero ayudarte a superarlo. Y notaré que lo hago de verdad si tu aceptas mi ayuda, es decir que tú confíes más en mí.

La camarera entra con los platos de la comida que habíamos pedido. Los coloca sobre la mesa mirando todo el tiempo hacia Marc, y después de preguntar si queremos alguna cosa más, se marcha. Empezamos a comer en silencio. Ninguno de los dos añade ninguna palabra más. Yo considero que ya terminé de comer. Me quedo mirando hacía el cristal observando el tráfico de la calle.

- Gracias por ser mi amigo, Marc - digo rompiendo el silencio. - Y gracias por tu voluntad de intentar ayudarme. Yo… No es fácil. No puedo acordarme de mi pasado. No quiero hacerlo, Marc. Es algo de lo que me quiero alejar. Quiero olvidarlo. No puedo, Marc. Esas cosas son… Él es... - mis respiraciones se hacen cada vez más difíciles, siento que de repente hace calor, demasiado calor, el aire alrededor no es suficiente para respirar. Marc se levanta rápidamente de la silla. Me coge entre sus brazos:

- Alex, ¿estás bien? – Yo no puedo respirar. Siento que me ahogo. Es un calor asfixiante. - Vale ya, Alex. No pienses más. Déjalo. Te dije que no te presiono. Déjalo estar. Mirame - dice subiendo mi barbilla. - Intenta inspirar y expirar. Sigue el mismo ritmo que yo. – Marc trata de concentrar toda mi atención en solo una cosa: inspirar y expirar. 

Yo lo hago al mismo tiempo que él. Nos quedamos así unos instantes. Ahora noto que ese calor desaparece. El aire que respiro es más limpio y refrescante. Noto como mis pulmones se llenan de ese aire fresco y al mismo tiempo los brazos de Marc me tranquilizan. Me siento como protegido por esos brazos fuertes y lágrimas cálidas siento como resbalan en mis mejillas.

- Shhh... Alex, lo siento. De verdad no quería presionarte. Está bien si no me cuentas nada. Por favor no llores. Me partes el corazón cuando lo haces.

Me acaricia la espalda con sus brazos. Yo no puedo parar de llorar. Esto es embarazoso: estamos en un restaurante y yo aquí llorando en brazos de un hombre. Debe de ser un espectáculo para los que nos miran. Noto que la chica está al lado de nuestra mesa y Marc le dice algo. No puedo darme cuenta de qué hablan. Dentro de unos minutos la chica vuelve:

- Ya está. - le dice a Marc en voz baja.

- Alex, hay un taxi que nos espera en la calle. Iremos a casa. ¿puedes levantarte? 

Yo asiento con la cabeza y me levando. Marc tira de mi hacía la salida del restaurante. Entramos en el taxi. Y allí hundo la cabeza entre sus hombros. Mis lágrimas siguen sin parar. Marc me abraza fuerte y yo sigo llorando hasta quedarme dormido.

Los derechos de la obra pertenecen exclusivamente a Anna M.
Share this article :

0 comentarios:

Speak up your mind

Tell us what you're thinking... !

 
Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. Historias de varios conejos - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Inspired by Sportapolis Shape5.com
Proudly powered by Blogger