Recuperando la inocencia "Colores oscuros que llenan mi vaso" (CAPÍTULO 4)

jueves, 5 de septiembre de 2013

Abro los ojos y veo la luz que penetra por la ventana de mi habitación. Miro la cama y la encuentro vacía. Marc se ha despertado temprano. Al rato me doy cuenta que huele muy bien. Parece que Marc está cocinando mi desayuno preferido. Siempre lo hace cuando me ve con un bajón. Intenta animarme con eso de la comida. 

Sabe cocinar una comida brasileña muy rica. A mi me encantan los dulces y de vez en cuando me prepara algunos postres sencillos. Sabe que con eso solo consigue mi sonrisa. Así que me levando de la cama. Paso por el baño y luego me dirijo hacia la cocina. Marc está poniendo la mesa y sonriendo dice:

- ¡Buenos días! He preparado tus tortitas preferidas. Ven y come, que se van a enfriar.

Se sienta sobre la silla y me hace una señal con la mano para que me sienta en la silla junto a él. Hay sobre la mesa un plato lleno de tortitas con mermelada de fresa.

- ¡Dios! – dice Marc riendo - adoro esa cara sonriente que tienes cada vez que ves un dulce que te gusta. Menos mal que no me tengo que esforzar mucho para conseguir que mi amigo esté feliz.

Yo ya ni le escucho. Me coloco en la silla cogiendo el tenedor y el cuchillo, y empiezo a comer. Me encantan los postres. Y creo que Marc tiene razón: son la única cosa que me hacen feliz. A algunos les hace feliz la música, a otros leer un libro, dar un paseo... a mi sin embargo me hace feliz comer dulces. Y no sé cómo es que mi organismo lo aguanta. Estoy delgado aun comiendo dulces. Algunos dirían que soy un afortunado.

- ¡Hola chicos! ¡Que bien huele! ¡Me he despertado sólo con este olor tan rico! - dice Tommy entrando en la cocina.

-  Toma un plato e intenta ser rápido, antes de que Alex no se coma todo – dice Marc ofreciéndole a Tommy una silla en la mesa. 

Tommy hace lo que dice Marc, es decir se da prisa de verdad intentando buscar desesperado un plato en el armario de la cocina. ¡¡Vaya!! He demostrado ser tan goloso que Tommy se lo toma en serio. Por fin encuentra un plato. Se pone a comer tranquilo ahora que tiene varias tortitas guardadas en su plato, mira a Marc y le dice:

- Este niño tuyo es capaz de comerse el plato entero de tortitas.. ¿sabes? – Marc rie con fuerza. – Aunque le tengo que agradecer a él – continúa Tommy cortando cuidadosamente una tortita que lleva en un plato - es así como puedo probar de vez en cuando algún dulce que haces, sobretodo estos desayunos tan ricos. Como tu no comes dulces. Antes de conocer a Alex nunca los preparabas.

Y es verdad lo que Tommy dice. Marc no come dulces. No le gustan demasiado. Siempre los prepara y se sienta en la mesa conmigo saboreando una taza de té o de café observándome divertido mientras yo termino de comer. Normalmente no me dirige ni una palabra. Únicamente se queda mirándome. Sabe que estoy demasiado ocupado como para contestarle. Así que normalmente nos quedamos en silencio hasta que yo haya terminado de comer.

- ¿Que vais a hacer hoy? - Pregunta Tommy dirigiéndose a Marc.

¡Vaya! Tommy también conoce el hecho de que yo estoy demasiado ocupado y centrado en mis postres como para entablar un diálogo en esos momentos.

- Ahora tengo que ir a mis entrenamientos. Mi entrenador me pidió que le ayude con un grupo de novatos. Así que creo que tardaré un poco. Y luego por la tarde he quedado con un cliente. Es un hombre de negocios japonés que viaja mucho por aquí. Siempre que viene me llama. Es un viejo cliente. Paga muy bien. He quedado con él a las 22.00.

- ¿Vendrá aquí? - Pregunta Tommy, bajando los cubiertos sobre la mesa ya que había terminado de comer.

- No. – contesta Marc. - Él es muy rico. Siempre tiene una suite en los mejores hoteles que hay y no le importa que yo le visite a su suite.

- ¡Vaya tio! - dice Tommy. - Yo no sé cómo te lo arreglas siempre para tener ese tipo de clientes. Mira que estás bueno y eso, pero encima tendrás que reconocer que tienes mucha suerte chaval - Tommy ríe echando su cuerpo atrás en la silla. - ¿Y tú Alex qué vas a hacer hoy? - me pregunta Tommy al observar que he terminado de comer mis tortitas.

- Creo que iré a Swan´s a ver si consigo algún cliente - contesto levantando el vaso de zumo de naranjas fresco que Marc me había preparado como hace siempre cada mañana. Ya que dice que a mi edad, estando en crecimiento no tengo que dejar de tomar vitaminas y siempre que puede me prepara algún zumo fresco de frutas.

- Alex - dice Marc dirigiéndome una mirada muy sería - no creo que es buena idea. ¿Por qué no te quedas en casa esta noche y miras una de esas películas que traje el otro día? Luego cuando yo llegue si quieres cenamos juntos. 

Ya sé que a Marc lo que le irrita en realidad es que yo no acepte más a estar con de sus clientes y que he decido yo mismo buscar los por mi cuenta.

- No Marc. Ya estamos con la misma. De verdad no quiero seguir más discutiendo sobre el tema - digo retirando los platos que hay sobre la mesa y para que vaya a lavarlos. Tommy se queda mirándonos a los dos. Creo que ya se ha dado cuenta de la tensión que hay entre nosotros sobre este tema.

-  Alex - dice Tommy después de un rato mientras yo estaba fregando los platos - creo que Marc tiene razón. ¿Qué más da de quién son los clientes? Si son suyos o conseguidos por ti... esto es improcedente. Tu te llevas el dinero igualmente. Además ya lo dije antes: no sé cómo lo hace pero este chico tiene mucha suerte de tener unos clientes estupendos: pagan bien, no te metes en líos con ellos, no tienes por qué preocuparte de que te hagan daño, son clientes confiables. Muchos chicos darían lo que fuera por tener a alguien quién les regale este tipo de clientes. No entiendo por qué tienes que actuar como un niño y rechazar el hecho de que Marc te ayude.

- Yo no soy un niño - grito mientras tiro una toalla sobre la mesa. - ¡¡Deja de decir estupideces, Tommy!! ¡Y deja de decir que soy el niño de Marc! Lo he repetido muchas veces: ¡¡¡No soy un niño!!!

Les dejo a los dos en la cocina y corro hacia mi habitación. No soporto que me digan eso y ya lo saben. Siempre ocurre lo mismo. Dejad de utilizar la palabra “niño” o “Inocente” por el amor de Dios ¿Qué les ocurre? Ven que no me gusta y aún así siguen con lo mismo. Estoy harto. Entro en la habitación y me visto. Cojo mi mochila y salgo de casa. Al cerrar la puerta oigo detrás la voz de Marc:

- Alex, ¿a dónde vas?  

Pero no le contesto. Estoy muy enfadado ahora mismo para contestarle. Así que al cerrar la puerta empiezo a correr lo más rápido que pueda. No sé a donde me dirijo. Voy a dar un paseo. Así me puedo calmar un poco. Después de un rato empiezo a caminar por las calles. Entro en cada una de las tiendas de música y  libros. Luego tomo un refresco en una cafetería. Después me dirijo a un parque que hay cerca. 

Camino observado el paisaje: la naturaleza me encanta. Disfruto mucho de ese sol de otoño que casi me tranquiliza al instante. Me quedo en un banco mirando la gente. Veo un grupo de chicas y chicos que parecen tener mi edad. Están vestidos con los uniformes de su escuela. 

¡¡Vaya!! Si los niños ya han salido de sus colegios significa que se ha hecho tarde. Veo a un chico paseando con una chica detrás del grupo ruidoso. Ella le dice algo y la cara del chico se pone toda colorada. Luego coge tímidamente la mano de la chica poniéndose aún más rojo todavía. 

¡¡¡Vaya!!! ¿Tiene casi la misma edad que yo y se pone tan rojo y tímido solamente al coger la mano de una persona? ¿Qué sensación sentiría ese chico ahora mismo? Qué mucho me gustaría experimentarla yo también. Pero con un hombre. Estoy seguro de que las chicas no me ponen para nada. Las respeto y no tengo nada en contra ellas. Pero no puedo ofrecer mucho a una chica aparte de una amistad. 

Observo al chico pasando delante de mí. Es fuerte. Más alto que yo. Tiene buen cuerpo. ¿Y aun así se pone tan tímido? Eso quieres decir que aún conserva esa inocencia dentro de él. Es una de aquellas personas que quizás conservará su inocencia hasta la muerte. Ojalá no encuentre una persona que se la arrebate como hicieron conmigo. Ojalá no tuviera que experimentar ese dolor que uno sufre cuando siente que nunca más volverá a recuperarla. Ojalá tenga mucha más suerte que yo en esta vida y la conserve. Sentirse siempre limpio e inocente. 

¿Qué sensación se sentiría? Estaría feliz de por vida y dormiría sin pesadillas. De eso estoy seguro. Miro dentro de mi mochila para buscar el teléfono. Quiero ver la hora que es. De repente veo un montón de llamadas perdidas y mensajes enviados por Marc. Está preocupado. Debería llamarle. Leo uno de los mensajes:

“Alex ¿Dónde estás? Por favor no hagas ninguna estupidez. No quiero que te pase nada malo. Llámame. Quiero saber si estás bien”

Marc se preocupa demasiado. No me gusta cuando se preocupa tanto por mí. Ya es suficiente con la amistad que tenemos. Me ha dado mucho más de lo que yo merezco en esta vida. No me gusta que se preocupe a cada rato por mí. Yo no me lo merezco Marc. Yo no soy la persona que tú piensas que soy. No sabes cómo soy por dentro. 

Cada alma es como un vaso vacío al nacer una persona. Y con el paso del tiempo se llena de experiencias. Algunos vasos se llenan con líquidos de colores cálidos -son experiencias hermosas y son los que todavía conservan la inocencia de una persona. Cada experiencia que uno tiene en su vida añade una gota más en el vaso. Puede ser que algunas gotas sean de un color oscuro (experiencias desagradables) a veces, pero si todas las demás gotas son otras experiencias placenteras que el alma ha experimentado- el vaso sigue viéndose con un bello color cálido. 

Sin embargo, otros vasos se llenan sólo de colores negros y oscuros -experiencias que duelen y que marcan el alma que por mucho que añades, de vez en cuando alguna gota de otro color cálido- el color del vaso no cambia. Su color sigue demasiado oscuro para que las demás pequeñas gotas cálidas lo puedan cambiar. 

Así es como me siento yo: si digo que soy fuerte es porque he pasado por experiencias realmente malas. Tan malas que la verdad es que tengo la sensación de que nada de lo que me pueda ocurrir de malo no me extraña ya. Siento que toda mi experiencia me ha hecho más fuerte y que si se trata de algo “exterior” no me asusta nada. Pero lo que sí me asusta es lo que hay dentro de mi interior. Con una persona o con una situación puedo luchar, puedo demostrar que soy capaz de enfrentarme... y sin embargo, con lo que hay dentro de mi cabeza y dentro de mi alma no puedo. 
Ese es el miedo que tengo. Que ese malvado color oscuro que está dentro de mi vaso me gane siempre. Nunca puedo defenderme frente a él. Ni siquiera tengo las fuerzas para luchar. Me paraliza todos mis sentidos. Es casi asfixiante el dolor que noto. Soy tan impotente que me aterroriza.

Observo delante de mí el bar “Swan´s”. Me quedé tan inmerso en mis pensamientos que ni sabía dónde me diriji. Fuera ya empieza a oscurecer. Delante del pub donde las escaleras hay un hombre alto y musculoso. Un guardia que me mira y pregunta al verme acercarme hacía el bar:

- ¡Hey! Muchacho ¿A dónde piensas que vas? – me pregunta señalando con un movimiento para que me detenga - Necesito ver tu documentación - dice con un tono como si queriendo decir que ni tan siquiera existe la posibilidad de que le entregue tal documentación para que pueda entrar. 

Saco de mi mochila y se la enseño. El hombre se queda examinando el documento intentando buscar indicios de si es falso o no.

- Lo siento - dice el hombre - Sí que tienes la cara de un chaval. No pensaba que fueras mayor de edad. – Me dice el hombre señalando con la mano para dejarme pasar.

- No pasa nada. - le contesto yo - me ocurre todo el tiempo. – digo sin mirarle más y entro en el pub. 

Este es uno de los sitios donde había estado muchas veces con Marc. Nunca estuve sólo. Siempre estuvimos juntos a buscar clientes. Bueno... él buscaba clientes mientras que a mí me dejaba ya concertada en este bar alguna cita con uno de sus clientes fijos a los que él conocía. Clientes en los que él tenía confianza, decía él. No estuvo mal. Sus clientes siempre se han portado bien conmigo. Algunos de ellos incluso me hacían regalos y no tuve problemas con ninguno de ellos. Pero este es un bar de clase alta. Yo creo que la mayoría son así. 

El pub tiene debajo un restaurante que está abierto casi toda la noche y donde se comen únicamente comidas exquisitas. Aunque ninguno de los clientes no me han llevado a uno. Son sólo clientes de polvos rápidos. No buscan amantes sino alguien para follar rápido y ahí acaba la cosa. 

Sin embargo, a Marc sí que le han invitado muchas veces. De hecho casi siempre lo hacen... Me pregunto por qué será que a mi me tratan distinto. Pero Marc dice que es mejor así porque al cenar con un cliente se abre también un poco más el diálogo entre personas y quizás alguno se de cuenta de que yo no soy mayor de edad. Pero Marc sí que me ha invitado muchas veces a comer a ese restaurante. De hecho es por eso que sé que la comida es exquisita. 
Luego el pub tiene una barra grande donde sirven todo tipo de licores y bebidas extranjeras. Casi siempre pido algo diferente. Marc no me deja beber más que una copa. Siempre dice que tengo que tener cuidado ya que me emborracho rápido y en una borrachera quién sabe lo que pueda decir para desvelar mi edad. 

Al fondo de todo, detrás de una zona con sofás y mesas diseñados con un estilo moderno hay una pequeña pista de baile. He pensado que es allí empezaría mi caza para encontrar algun cliente. Así que voy a los baños. Me quito la chaqueta y la camisa que llevo y me coloco una camiseta muy estrecha por mi cuerpo que llevaba en la mochila. Me dirijo al espejo del baño y me arreglo un poco el pelo mojando lo  con agua. Vuelvo al ambiente del pub y pido en la barra una bebida alcohólica. Observo que hay bastante gente esta tarde. Quizás pueda conseguir algo de dinero. Bueno creo que sería el primer dinero que ganaría sin la ayuda de Marc. 

Después de terminar mi bebida subo a la pista y empiezo a bailar sensualmente. Es una manera que sé que capta la atención de muchos hombres. Y es verdad. Al rato miro alrededor mío y veo a los hombres sonriendo, algunas miradas son lascivas y otros se quedan con la boca abierta. Después de que termina la música paro y vuelvo a dirigirme hacía el bar. Ya sé que eso ha sido una señal. Los demás han captado mi mensaje. Si estuviera ahora con Marc seguramente se habría enojado. Siempre dice que deje de bailar de esa manera ya que no puede hacerle frente a todos los hombres del pub. 

“- No necesitas buscar clientes, Alex. No bailes de esa manera. Seré fuerte pero no puedo pelear con todos los que hay en esta sala.” 

Y es verdad ya que más de una vez Marc ha tenido que entrar en unas peleas por tipos que no me dejaban en paz y es por eso que hacía ya un tiempo desde la última pelea que no bailé más en la pista. Me dio un susto de muerte cuando vi a Marc sangrando por la nariz después de haber peleado con dos tipos fuera del pub por querer tocarme el culo. 

Pero esta es una situación diferente. Yo quiero atraer a mis clientes. Así que esta es una manera ideal para empezar. Al rato noto que un hombre de más de 40 años se acerca. Está vestido con un traje gris como muchos hombres que hay por ese pub ya que la mayoría son gente de negocios que vienen a pasar la tarde o la noche en ese pub. Tiene una mirada lujuriosa y le dice al camarero que me acaba de traer otra bebida que quiere pagarla él. El camarero asiente y el hombre se acerca hacía mi.

- Sabes, hay muchas bellezas por aquí pero tu me dejas impresionado muchacho. – Dice cogiendo el vaso que el camarero acaba de dejar para él. 

Yo le sonrío y le observo mejor la cara. Tiene unos ojos negros, la nariz un poco curvada, su mirada es muy seria. Muy fría por así decirlo. Se nota que no sonríe demasiado.

- ¿Que tal si después de terminar las bebidas te llevo a una habitación arriba? – me pregunta. - ¿Necesitarás algo de dinero, verdad? Los jóvenes siempre necesitan dinero. – añade sorbiendo de su vaso. 

Arriba del pub hay otras plantas que pertenecen a un hotel. Las habitaciones se pagan por hora. Es allí donde me encontraba yo con los clientes de Marc. Levando la cabeza y miro alrededor. No sé qué hacer. Hay muchos más hombres mirándome. Quizás esperando para ver si rechazo al hombre que está conmigo para ver si tienen la posibilidad de acercarse. Podría elegir otro si quiero. Vuelvo a observar la sala para ver si hay alguien que me atraiga  la atención, aunque la mayoría son hombres de más de 40 años, trajeados y muy parecidos al que llevo en frente de mi... A los más jóvenes no los miro porque sé que han venido aquí a buscar lo mismo que yo.

- Yo te ofrecería una buena cantidad de dinero por tus servicios, chaval. ¿Qué me dices? - me mira con esos ojos negros y oscuros. Una mirada muy fría. ¿Cómo sería la cara de este hombre si sonriera? No me la puedo imaginar.

- Vale - le contesto yo asentando con la cabeza. ¿Qué más da uno que otro? Lo importante es el resultado: llevarme la pasta y ya está.

- Bien - dice el hombre acabando su bebida - Dejame a mi entrar en el hotel primero y coger una habitación. Tu vienes después de 10 minutos preguntando por un mensaje en la recepción del hotel por parte de Andres Martinez. Allí te dejaré un sobre con el número de la habitación que he cogido.

- Vale - asiento yo terminando también mi bebida. De repente veo que agarra mi brazo.

- No tardes. – dice con una voz dominante. Como si fuera una orden - Y sobretodo, no me dejes plantado, chaval. Si lo haces te arrepentirás - suelta mi brazo. 

Paga al camarero y se va. Yo salgo después de 10 minutos. Paso por la recepción y consigo el sobre con el número. Mientras subo a la tercera planta con el ascensor me pregunto si va a ser así de dominante conmigo en la cama también. Llego a la puerta que lleva escrito el mismo número que busco. Toco a la puerta. El hombre me abre y me mira con la misma mirada fría:

- Allí está el baño. Ve a lavarte. No tardes - me hace una señal con la mano hacia el cuarto de baño. 

Al pararme en la habitación veo que cerca de su maletero hay un bulto de cuerda. También observo unas esposas sobre la mesita de noche.

- Oye - digo yo dirigiéndome hacia la mesita de noce mirando hacia él - Eso no lo hemos hablado – le enseño las dos cosas de la habitación.

- ¿Qué pasa? - dice él frunciendo el ceño - ¿Eres un prostituto y nunca has hecho cosas así? Pues que sepas que si eres un niñato prefiero que te vayas. Ya buscaré a otro más profesional que tu. Seguramente eres un novato. Me debería haber dado cuenta por la edad que pareces tener - Se aleja hacía el maletero para recoger sus cosas.

- Espera - digo yo. Vale. No puedo perder al primer cliente con el que me encuentro. ¿Le digo a Marc que soy fuerte y luego corro espantado con el primer cliente que me consigo yo sólo? Creo que puedo soportar un poco de dolor. Lo que hecho de maneras más horribles en mi pasado así que puedo con esto - No es por lo de estas cosas. Es sobre el dinero. Quiero decir. Este servicio es más caro. 

El hombre se detiene y me mira con la misma expresión fría que muestra siempre.

- Que tal este dinero. ¿Es suficiente para ti? - coge del bolsillo de su maleta un fajo de billetes. 

¡¡Vaya!! Nunca he ganado tanto con ninguno de los clientes de Marc .

- Bien. Ahora mismo estaré listo - digo cogiendo el dinero de su mano y dirigiéndome hacía el baño. 

Me desvisto y dejo el agua de la ducha correr para calentarse un poco el cuarto ya que de repente tengo frio. El teléfono de mi mochila empieza a sonar. Seguro que es Marc. Lo llamaré cuando termine con el cliente. Mientras me ducho no para de sonar. Es irritable. Después de ducharme pondré el teléfono a modo de silencio. Así no nos va a molestar. Después de salir de la ducha me seco y el teléfono vuelve a sonar.

- ¿Quieres contestar ya a ese maldito teléfono? – oigo la voz furiosa del hombre detrás de la puerta. 

¡¡Vaya!! Se pone así de furioso tan fácil. Así que cojo el teléfono y contesto:

- Diga - mientras trato de seguir secándome.

- Alex, ¿estás bien? ¿Dónde has estado hasta todo el día? Te he buscado hoy por todas partes. He ido a Swan´s también. No has estado allí ¿verdad? – Marc tiene la voz muy agitada. Parece mucho más que preocupado.

- Marc, estoy bien. De verdad. Escucha: ahora mismo no puedo hablar. Tengo un cliente que me está esperando. No te preocupes más. Estoy en el hotel de Swan´s. Después de terminar aquí iré a casa. Te lo prometo. – digo yo mientras coloco una toalla alrededor de mi cintura.

- Alex, por favor ve a casa ahora mismo. Deja a ese cliente. Yo ganaré una buena pasta esta noche con el cliente que tengo. Te puedo ofrecer incluso más de lo que ese cabrón con el que estás te pueda dar. Por favor Alex hazme caso – la voz de Marc parece ahogada, desesperada. 

¿Por qué tiene que preocuparse a este límite? ¿Le he causado yo tanto dolor como para que sea así de desesperado?

- Además –añade con voz amenazante- te juro que si no vas a casa dejo mi cita con el cliente e iré al hotel. Tocaré de puerta en puerta si haga falta. No quiero que te ocurra nada malo Alex. Quién sabe qué clase de loco pervertido ha puesto sus  ojos en ti. No quiero arriesgarme a pensar que estás bien.

No se qué decir. Me quedo escuchándole en silencio. Marc y yo habíamos discutido muchas veces pero nunca le he notado así de cabreado. De hecho creo que es capaz de hacer lo que dice: que venga a buscarme al hotel.

- Por cierto - continua Marc al ver que me quedo en silencio - te has olvidado la llave esta mañana cuando has salido. Tommy y Ryan pasarán fuera esta noche. Así que nos tendremos que encontrar para darte la llave. 

¡¡Vaya!! Eso sí que no lo sabía. Miro en mi mochila buscando las llaves y no las encuentro. Tiene razón. Me olvidé las llaves en casa.

- ¿A qué hora decías que has quedado con tu cliente? – pregunto yo volviendo a rebuscar entre mis cosas de la mochila.

- A las 22:00 - me contesta Marc y son las 21:30. - ¿Te puedes acercar al hotel St Regis?

- Sí Marc. Ahora mismo iré para allá. Ya veré lo que le digo al cliente. Intentaré estar allí en cuanto antes - le digo yo empezando a vestirme.

- Alex - dice Marc - no hace falta correr. Aunque no estés a las 22:00 en punto en el hotel no pasa nada. Le diré al cliente que tomemos una copa en el restaurante del hotel para esperarte. Nos encontrarás allí.

- ¿Estás seguro de que no sea un inconveniente para tu cliente? – le pregunto yo extrañado por la forma en la que Marc siempre consigue tener este tipo de relación de confianza con sus clientes.

- No te preocupes por eso Alex - dice Marc ahora con un tono de voz mucho más tranquilo - Llevo mucho tiempo con este cliente. Incluso le conozco antes de llegar a San Francisco. Hace negocios por todo el mundo. Le conocí en Brazil. Así que llevamos una relación con mucha confianza. Tu lo que tienes que hacer es salir cuanto antes de esa habitación. Espero que ese capullo te deje marchar y no te haga daño por rechazarle. Oye... Mejor envíame un mensaje en cuanto sales del hotel para saber que estas bien. Si no recibo el mensaje en 10 minutos iré yo mismo al hotel a buscarte. ¿Qué número de habitación es?

- Es la 222. No te preocupes – le contesto divertido. Ya que sé que es capaz de hacer esto - te dejaré un mensaje en cuanto salga. Así te quedaras tranquilo.

- Bien - dice Marc satisfecho - Esperaré tu mensaje. Nos vemos en el hotel. Hasta ahora.

- Hasta ahora - le contesto yo y cuelgo. 

Ya me he vestido mientras hablaba con Marc. Salgo del baño y miro la habitación. El cliente está sentado en el borde de la cama con un vaso de wisky y una botella sobre la mesa.

- Vaya chaval. Sí que has tardado. – dice mientras deja el vaso sobre la mesa.

- Escucha - digo yo sustrayendo de mi bolsillo el fajo de dinero que me había dado - Tengo una urgencia. Me acaban de llamar por el teléfono. Me tengo que ir cuanto antes ya que me están esperando. Lo siento mucho - coloco el dinero sobre la mesa y espero a ver la reacción del hombre rezando que no sea mala.

- Bueno - dice el hombre mirándome fijamente. Sustrae del bolsillo de su chaqueta una tarjeta - Quedate con mi número de teléfono, chaval. Me gustaría mucho probarte. Incluso me has dejado con ganas. Si alguna vez necesitas buena pasta, llámame.

- Gracias - digo yo cogiendo cuidadosamente la tarjeta. – Hasta luego - me despido saliendo por la puerta.

Los derechos de la obra pertenecen exclusivamente a Anna M. 
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